jueves, 30 de enero de 2020

Via Alpina. Ruta verde. Mi novena etapa. De Oeschinensee a Hahnenmoospass


Distancia: 30,57 Km
Tiempo: 8 h 19'
Altitud máxima: 2.425 m
Altitud mínima: 1.238 m
Desnivel positivo acumulado: 2.062 m
Desnivel negativo acumulado: 1.713 m
Dificultad técnica: T3
Track: Wikiloc


Anoche antes de echarme a dormir, conocí a una señora. Llegó al dormitorio mientras me estaba curando las ampollas de los pies. Entre charlas y tiras de esparadrapo fui conociendo un poco a esta mujer. Tras su frágil aspecto y su voz hecha para contar cuentos a los nietos, se escondía una persona con una tremenda fortaleza física que, ya jubilada y sola, pasaba entre nueve y diez meses al año haciendo rutas de senderismo de largo recorrido. La mayoría de las veces sola. Sus pies eran como sus botas de cuero. Aunque con más heridas que los míos, se veían mucho más fuertes, como las manos de un albañil. Decía que cuando volvía a su casa solo pasaba allí más de unas pocas semanas para solucionar algunos asuntos y después ya no aguantaba más y tenía que ponerse de nuevo en marcha. Al principio me dio hasta un poco de envidia, poder pasarte la vida en la montaña es como un sueño, no?... pero después, la sensación que me estuvo acompañando a lo largo del día siguiente al pensar en ella fue de tristeza y no sé muy bien como explicar el porqué.

El caso es que mientras yo compartía desayuno con unos simpáticos montañeros, vi como ella abandonaba el Berghaus y se ponía en camino. Al rato yo hice lo mismo, no sin antes echarle un último vistazo al precioso lago junto al que había pasado la noche.


Al poco pasé junto a un salto de agua y le hice una foto sin saber lo que me más adelante me iba a encontrar.


Y es que a escasos veinte minutos de echar a andar le doy alcance y la saludo. Claro que cada uno lleva su ritmo y no vamos a ir caminando juntos, pero está parada en un cruce sin señalizar y no sabe muy bien para donde tirar, así que saco el GPS y le digo... - Creo que es para la derecha. 
Como cualquiera que haya leído alguna de mis crónicas podrá imaginarse, me equivoqué. 😬 Así que a los pocos metros me giro hacia ella y le digo. - Lo siento, pero por aquí no es. Acordándome de sus pies me sentí fatal y volví a pedirle disculpas, a lo que ella me contestó. - Si no te hubiera preguntado y tu no te hubieras equivocado, ahora no estaríamos viendo esa maravilla que llevábamos a nuestra espalda.


Y al levantar la vista me encuentro que el salto de agua que había fotografiado minutos antes, desde aquí se ve iluminado por los rayos del sol, mientras el resto de la pared se mantenía aún entre sombras. Una imagen que solo había visto en algún video de Yosemite en youtube y que ahora estaba teniendo lugar delante de mis propios ojos. 😍


Una muestra más de que todo en esta vida tiene un porqué.


Al bajar a Kandersteg pude disfrutar de un camino sin subidas ni bajadas durante casi 3 kilómetros. Creo que fue la primera y la última vez en toda la Via Alpina. 😅


Luego el camino se adentra en un valle...


...donde se acaba el descanso y se empieza una subida bastante radical.


Un solazo que no es normal por estas latitudes y unas temperaturas por encima de los 30º me acompañarían durante toda esta subida.


Por encima de los 2.400 metros se encuentra el estrecho paso de montaña que me habría de dar acceso al siguiente valle.


Desde donde pude contemplar por última vez el Oeschinensee (justo a la derecha de mi cabeza).


Así como mi siguiente destino. La localidad de Aldenboden, casi 1.500 metros más abajo.


Tras una parada de diez minutos para comer y beber algo, pero sobre todo para disfrutar de la única sombra que había encontrado desde hacía un buen rato, me puse de nuevo en marcha. 
Una mirada atrás para ver de donde venía...


... pero sin dejar de disfrutar del paisaje que me rodeaba durante la bajada.


 Hasta llegar a Aldenboden. Otro bonito pueblo de montaña donde también tuve el placer de perderme al coger un desvío y no me quedó más remedio que caminar por una carretera durante casi un kilómetro y medio para enmendar mi error. 


A partir de aquí, 6 kilómetros de subida continua pero no muy dura que me llevaría junto a algunas pequeñas pozas en las que estuve tentado de darme una refrescante ducha.


La última parte del camino no tiene demasiadas complicaciones más allá de lo cansadas que van las piernas, y es solo por eso que se me hizo un poco largo.


Pero una vez arriba tuve la suerte de poder disfrutar de una buena ducha, una buena cena y una habitación para mí sólo.


Y también de una bonita puesta de sol justo antes de irme a dormir.


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