sábado, 11 de diciembre de 2010

Corredor del Alhorí (II, PD, 150m)

La idea era dormir el jueves por la noche en el remodelado refugio Postero alto y "estrenar" las nuevas instalaciones para el viernes por la mañana hacer la actividad, pero... precisamente ese día el refugio estaba cerrado, aunque Pedro, el guarda, muy amable me recordó que la habitación de los lobos permanecía abierta como refugio libre, a la vez que aportó información muy interesante sobre el estado del corredor: "Ha llovido y ha hecho viento, seguro que está muy duro o helado, andar con cuidado".


Despertador a las 7:00 y comenzamos a caminar casi a las 8:00, ni muy tarde ni muy temprano. La luz y la temperatura eran muy agradables, puede que hasta un poquito calor de más.


La primera nieve que pisamos es a la altura de la puerta del Alhorí y hasta prácticamente el circo está bastante pealo.


Pero al irnos acercando y ver el corredor noto como el corazón se me empieza a acelerar...


Una mezcla de excitación y miedo se amontona en mi pecho, es mi primera actividad medianamente seria sin instructores y las palabras de los amigos vuelven a mi mente. Kike decía: "Son las primeras nieves, andaos con ojo". Juanma el Yeti: "Si la nieve está acartonada desconfiar". Todo esto mientras nos ponemos los crampones y nos ajustamos las dragoneras a las muñecas.


Bueno Jero, aquí hemos venido a esto, las condiciones son buenas y nosotros estamos preparados para hacerlo, ¿no?. Pues adelante y como dice Alfonso... Arriba, siempre arriba sin pensar en la caída.
Así que una última miradita para decidir cual consideramos la linea más segura y para arriba.
La primera pala del cono de deyección es bastante tumbada y el mango del piolet entra bien. Eso me da seguridad y me quita nerviosismo.


Pero a medida que subimos la nieve está cada vez más dura. Cuando salimos del cono y entramos en el corredor en sí los mangos ya no entran nada y empezamos a utilizar la hoja del piolet.


Jero está fuerte y sube hasta la piedra como una bala. Pero el ir todo el rato solo con las puntas frontales hace que los gemelos se pongan como balas de cañón, de hinchaicos y de calenticos.


Metro a metro se va dejando ascender y cuando nos queremos dar cuenta la salida nos sale al encuentro. Mi sensación fue casi como si el corredor en sí me tendiera su mano, suavizando la pendiente, para permitirnos salir de allí sin mayores problemas.


Al llegar arriba lo normal, un apretón de manos felicitándonos mutuamente por el trabajo hecho, foto de recuerdo con las caritas de cansados (yo por lo menos acabé reventao)...


... y un poco de gel y un mucho de agua para recuperar energía para la bajada, que hasta la furgo hay un rato todavía.


Mientras bajábamos íbamos hablando de todo un poco pero dentro de mí una sensación de fondo me acompañaba todo el tiempo. Una sensación muy agradable que no sabría describir con palabras, quizás fruto de haber estado muy concentrado en todo lo que hacía durante una hora más o menos o quizás por la experiencia de un contacto más íntimo con la montaña.
Más tarde, en Jérez del Marquesado, nos paramos en el Mesón el "Picón de Sierra Nevá" para cerrar la actividad como debe de ser.


Jero tío, te aseguro que ha sido un verdadero placer. En cuantico mis gemelos vuelvan a ser los de siempre cuento contigo para volver a ponerlos en "ajopollo".

sábado, 4 de diciembre de 2010

Travesía del Trevenque

Entre todas las montañas hay una por la que siento una especial predilección. No porque tenga una elevada altitud o porque se encuentre en un lugar remoto y solitario, de hecho apenas supera los 2.000m y suele estar frecuentada por domingueros como yo, pero las circunstancias de la vida me han unido a ella para siempre.
Ayer recibió una ligera nevada, motivo más que suficiente para hacerle una visita.

Es tanto el cariño que le tengo que soy capaz incluso de madrugar para ir a verla, aunque sea un poquito...

Cuando llegamos al aparcamiento del mirador de los Alayos el termómetro marcaba -2.0º y para los que vivimos en la costa tropical eso es algo más que fresco...


Empezamos el camino por los arenales, con el sol asomando por encima de la sierra y dejando bonitos contraluces.


Al poco de empezar a andar aparece algo de nieve y eso a Soma le encanta, sobre todo despues del verano de calor que ha pasado la pobre. Por eso se pone como loca.

Decidimos rodear el Trevenque por la rambla que hay al oeste porque el paisaje es bastante más bonito que por los arenales, lo que nos dejó imágenes como esta...

... o como esta...

Hasta que llegamos al nacimiento del rio Aguasblanquillas...

... y al bosque que hay en ese paraje que hoy tenía un especial ambiente alpino.


Desde ahí subimos directamente por la ladera oeste hasta interceptar con la vereda que sube por la cara sur. Este tramo es bastante empinado y la tierra está muy suelta con lo que esta subida se hace muy penosa, asi que cuando llegamos a dicha intersección paramos un poco para recuperar el aliento y recrearnos con las vistas de la primera gran nevada del año.


Y de ahí hasta la cima, donde hoy llegamos los primeros, pues no había ninguna huella en la nieve.
No nos paramos mucho tiempo, el justo para beber algo, fotografiarnos a nosotros y al paisaje y salir zumbando para abajo que se nos hacía tarde, ya que nos esperaban en La Herradura para comer.

El descenso lo hicimos por los arenales y como todo el mundo sabe, las zonas norte de las montañas siempre tienen un aspecto más "glacial".

Un día genial, en una montaña genial y con una compañía genial. Soy un tio con suerte !!!


Espero que os haya gustado.