jueves, 29 de diciembre de 2011

Norte de Los Machos (III, AD inf., 200m)

Dificultad: AD -
Longitud: 200m aprox.
Aproximación: 3h
Tiempo: 1h 30'

Está siendo un principio de temporada bastante seco y para encontrar algo para hacer en La Sierra solo cabe pensar en las caras norte, y viendo un reportaje del Viejo Lobo en nevasport se me ocurrió que sería una buena idea seguir sus pasos, así que se lo comenté a la gente de la Sociedad y Luis me dijo que el podía el miercoles, que era el día que a mi mejor me iba, además la meteo era buena, un poquillo de viento y frío.

La ruta se encuentra mucho más seca de lo que se ve en la foto, de hecho, en toda la pala de arriba hay la misma cantidad de roca de de nieve, y esta última está dura como el hielo.

Al llegar a las posiciones, como siempre, me quedo alucinado por las nortes, sobre todo esa Alcazaba a la que creo que nunca me vaya a acostumbrar nunca.

En esta ocasión hemos entrado a los corrales por el Veredón Superior, por donde yo nunca había pasado y que me parece un sitio guapísimo y con mucho ambiente en el que con la nieve tan dura como estaba no están permitidos los errores.

A mitad del Veredón hay un rellano en el que no pegaba el viento y paramos a comer y a beber algo y ya de camino disfrutábamos de este impresionante paisaje.

La norte del Veleta se ve bastante pelaita, pero ahí no estaba nuestra guerra.


Estaba un poco más lejos, en el centro de la norte del Cerro de Los Machos.

Empezamos remontando un pequeño cono de deyección que nos conducía a un pequeño resalte de roca que se superaba sin mucha dificultad técnica pero apretando el culo un poco porque no sacamos la cuerda y la pala de nieve de abajo estaba helada, con lo que una caída no parada a tiempo nos habría llevado al fondo del valle.


Tras este pasito continuamos por una pala de nieve dura en la que se progresa muy bien hasta un encajonamiento entre una roca grande y la pared.


Luis pasó por el medio y yo rodeé la roca por la izquierda, que si bien la nieve estaba muy suelta en esta zona y un par de metros mas abajo se cortaba la pared en vertical (con el miedito que eso me dio) por lo menos me ahorré los golpes que se llevó Luis en las rodillas con las rocas.

Ya íbamos subiendo y la pared se ponía cada vez más vertical y con más ambiente.

Tras este estrechamiento otra pala de nieve dura y una travesía a la izquierda...

... nos deja debajo del siguiente paso de mixto, este bastante mas complicado y super expuesto, en el que hay un empotrador azul abandonado y que Luis, muy seguro de sí mismo o muy inconsciente (o las dos cosas a la vez) lo sacó sin cuerda, pero que yo, le pedí que montara una R y me echara la cuerda, y muy bien que hice porque no estoy muy acostumbrado a usar mis pinchos en seco y uno de los piolets se me escapó del gancheo y por lo que luego me contó Luis la cara que se me puso lo decía todo.





Tras superar este paso volvimos a meter la cuerda en la mochila puesto que la pendiente se suavizaba, pero un ultimo paso de mixto con la roca muy descompuesta y el cansancio acumulado hizo que aún me acordara un poco de lo inútil que resulta una cuerda en la mochila.


Más que nada porque como se puede ver, la nieve estaba muy helada y un resbalón habría sido muy difícil de detener.

Las últimas palas son muy mantenidas en cuanto a inclinación, que aunque no es mucha, al estar tan dura la nieve te exige ir con el máximo de atención.

Para regresar volvimos a bajar a los Corrales del Veleta y a remontar el Veredón, lo que se me convirtió en una agonía porque la empezar el camino de vuelta me dio una pájara que me dejó listo de papeles. Menos mal que puse mi ritmo "pasito Trevenque" que me permitió volver con un mínimo de dignidad.


La bajada desde las Posiciones hasta la Hoya de la Mora la hicimos lentita por mi falta de fuerzas, pero Luis tuvo paciencia conmigo y fuimos charlando tranquilamente y "riendonos" con unos cuantos dominguero que se iban a matar con los trineos hasta que me di cuenta de que... ¡que coño, si el más dominguero de todos soy yo!.

Muchas gracias Luis por compartir este día en el que he disfrutado tanto y por tu paciencia conmigo durante el regreso. Espero que esta sea la primera de muchas.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Subida al Trevenque


Altitud: 2.079m
Distancia: 10,44 Km
Desnivel acumulado positivo: 1.045 m
Dificultad: Facil

Como cada año, al principios de Diciembre, nos reunimos un grupo de amigos para ir a visitar a otro amigo que nos espera en la cima del Trevenque desde hace ya 10 años.

El principio viene siendo ya una tradición, a las 8:00 en casa del Araña donde su madre nos pone un desayuno como para escalar el Montblanc, y de allí al mirador de los Alayos en coche.

Este año, para variar un poco hemos subido por el sendero balizado que discurre entre la divisoria y los arenales. Alguna vez había bajado por ahí, pero nunca había subido y la verdad, ese primer tramo es bien bonito.

En esta ocasión subimos Antoñín, Miguel, Churri, Jose, Rober, la Chiqui y yo. También esperabamos a Rafa y a Nicole, pero no pudieron venir y llamaron para decir que irían por la tarde. Es una pena porque llevo años sin verlos y sería una buena ocasión.

Según vamos subiendo vamos charlando y poniéndonos un poco al día de nuestras cosas y cuando se me ocurre mirar atrás me encuentro con un mar de nubes que cubre Granada y le da a Sierra Elvira el aspecto de una isla.

Antoñín cumple 65 dentro de poco, pero cada día sale a patear montaña con su hermano Miguel, no en vano son pasado y presente del montañismo andaluz. Fué presidente de la federación andaluza y el año pasado campeones del campeonato andaluz de travesías de resistencia, eso sí, empatados a puntos con mis colegas del Grupo Alpino Pinsapo.

Y sus hijos Rober y Chiqui, que aunque no son tan montañeros, no pierden la oportunidad de hacerle una visita a su hermano.

Así a ratos bromeando y a ratos sumergidos en nuestros pensamientos, vamos avanzando y ya se ve La Sierra vestida de invierno.

Y por supuesto nuestro Trevenque.

Una vez arriba toca tomar algo y abrigarse, porque algunos hemos subido en marga corta y aquí hace un viento muy frío.

También nos tomamos un tiempo, cada uno con su conversación interior...

Y le dedicamos una penultima sonrisa a nuestro colega antes de bajarnos, porque aquí, aunque quisiéramos, no podemos quedarnos para siempre, por lo menos de momento.

Que barbaridad, que carita tengo, si es que no hay manera que salga medio presentable en una foto. Menos mal que uno tiene amigos como tú, Churri, que haces que yo parezca hasta guapo jajajaja.

Ahora si, menos mal que vino la Chiqui con nosotros, porque si no, menuda panda de feos.

En la bajada, a Jose y a mi, no se nos ocurrió otra cosa que echar una carrera hasta los arenales. Menuda idea de peón caminero, aún tengo agujetas en los cuádriceps. Menos mal que antes de volvernos cada uno a casa paramos un ratico en el Macareno a rehidratarnos un rato y tomar un plato de sus famosos callos.


Por mi parte ha sido un placer. Nos vemos el año que viene, como muy tarde.