sábado, 18 de enero de 2020

Via Alpina. Ruta verde. Mi séptima etapa. De Kleine Scheidegg a Rotstockhütte


Distancia: 24,37 Km
Tiempo: 7 h 16'
Altitud máxima: 2.034 m
Altitud mínima: 782 m
Desnivel positivo acumulado: 1.428 m
Desnivel negativo acumulado: 1.473 m
Dificultad técnica: T2
Track: Wikiloc

Etapa anterior...

Puede que fuera por el cansancio o quizá porque uno se acaba acostumbrando a todo, pero esa noche no hubo dolor de pies que me despertara, así que pude disfrutar de un sueño reparador. 😄
Poco después de las siete de la mañana y tras un buen desayuno, me recreaba la vista con el sol saliendo tras el Eiger, mientras empezaba a ponerme de nuevo en marcha.


Aún hoy, casi medio año después, recuerdo como esa primera hora de aquella mañana, caminando en soledad mientras el sol iba iluminado las cumbres y aristas de estas preciosas montañas, me sentí tan afortunado de tener la oportunidad de poder vivir momentos como este.
De izquierda a derecha el Eiger, el Mönch, la Jungfrau y el Silberhorn. 😍


Más tarde el camino giró hacia el norte dejando estas tras de mí...


...conduciéndome por un valle en pronunciado descenso...


...hasta la población de Wengen.


Desde donde se empieza a poder disfrutar del impresionante valle de Lauterbrunnen, que ya tuve la suerte de poder conocer en 2015.


Y del espectáculo que ofrecen sus 72 saltos de agua de hasta 300 metros de altura.


Una alegría que me iba a venir muy bien para afrontar la subida que me esperaba, con casi mil metros de desnivel en apenas cuatro kilómetros.


Tarea que tuve que realizar bajo un sol de justicia y con temperaturas que rondaban los 35º 😅


Y que me hizo merecedor de una "barrita enérgica" como Dios manda. 😋


En un típico restaurante de montaña, con la típica música alpina y con las mejores vistas que hubiera podido soñar.


Desde allí y siguiendo un camino de lo más cómodo seguí andando hasta Mürren, otro pueblecito muy bonito pero lleno de turistas que también abandone tan rápido como pude.


Y es que las cosas que me quedaban aún por ver eran, de largo, mucho más interesantes que el típico tío con el cuello del polo subido y haciendo fotos a la típica pija que se pone a hacer posturitas delante de unas montañas que ni siquiera sabe como se llaman pero que quedan muy cuquis en su Insta.




Una maravilla detrás de otra, que me irían alegrando aquella calurosa tarde mientras recorría un estrecho camino que me sacaba de lo urbano y me sumergía en lo natural.


Recorriendo la ladera sur del Schilthorn hasta el Rotstockhütte, situado en la cabecera del valle donde nace el Sefibach.


Un refugio donde aunque los guardas no son nada simpáticos, tuve la suerte de conocer una montañero de Neuchâtel y otro alemán (no recuerdo exactamente de donde), que me sorprendieron por su sencillez y a la vez profundidad al conversar con ellos. Y es que no sabría decir si es la montaña la que hace a la gente así o es la gente así la que va a la montaña.


Recuerdo ese día como el mejor de todos los que estuve recorriendo la Vía Alpina, porque a pesar de que los pies, y sobre todo la ampolla me estaban martirizando, lo fácil que fue aquella jornada en cuanto a kilometraje y desnivel, unido a lo espectacular del paisaje y a estos dos personajes que conocí, hicieron de él un día inolvidable. 😍

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