miércoles, 19 de diciembre de 2012

Sendero de las Acequias del Poqueira


Viene de aquí.

En realidad el PR A 23 o Sendero de las Acequias del Poqueira es un recorrido circular de unos 15 Kms aproximadamente que partiendo y terminando en Capileira remonta el barranco del río Poqueira pasando por la antigua central eléctrica de La Cebadilla y a la altura del cortijo de las acequias vuelve a bajar, esta vez por la loma izquierda del mismo barranco. 
Nosotros solo recorrimos una parte del mismo, este es el Track.

Así pues, mientras tomamos nuestra cena en el refugio, Rafa el guarda, se nos acerca y nos pregunta cual es nuestro plan para mañana...
- La normal al Mulhacén - le contestamos.
- Pues yo que vosotros lo dejaría para otro día porque para mañana dan peor de lo que se esperaba, con mucho viento y precipitaciones - es su respuesta.

Nuestro gozo en un pozo, ¿que hacemos?. La respuesta está clara, tomarnos otra cerveza y mañana tirar para abajo.

Cuando salimos del refugio por la mañana ni llueve ni nieva y el viento no parece muy fuerte, aunque de vez en cuando alguna racha nos dobla las piernas.


Empezamos a bajar y comienza a llover, no mucho, pero al poco tiempo tenemos todo mojado.


Parece que las nubes están bajas y pienso que igual nos hemos precipitado al tomar la decisión de bajar, por lo menos podíamos haberlo intentado, pero al mirar arriba el cielo está cerrado y las nubes se mueven muy deprisa. Cuando Rafa, que lleva 17 años de guarda ahí, nos recomendó bajar por algo sería.


Las nubes y la lluvia, al igual que el viento, van y vienen por rachas, y así vamos bajando en dirección al cortijo de las acequias...


... donde giramos a la izquierda para tomar el sendero de las acequias, más que nada para tomar una ruta diferente a la que seguimos al subir.


Eso es Jose, justo ahí. Pero cuidado con la flecha que te vas a sacar un ojo.

A partir de aquí y durante unos kilómetros el sendero ni gana ni pierde altura de una manera significativa, y aunque con la niebla no vemos la inmensidad del paisaje si que le da un ambiente especial al recorrido.


Durante unos pocos metros nuestro camino coincide con el de la acequia alta, que esta si, ha ido perdiendo altura hasta llegar a la nuestra.


Pero enseguida la dejamos y volvemos a sumergirnos en la espesa niebla.


Curiosamente, por el camino no vemos ninguna cabra, que si abundaron durante nuestra subida, pero por el contrario si vimos bastantes vacas e incluso caballos.



La niebla sigue apareciendo y desapareciendo y como ya hemos perdido mucha altura y el viento se ha calmado empieza a sobrar la ropa de abrigo.


Y continuamos caminando.


A veces, al volver la vista atrás, el cielo se ha abierto y entre las nubes intenta aparecer un arcoiris.


La verdad es que estoy disfrutando mucho de este pateo.


De pronto el sendero nos mete en un pequeño bosque de pinos.


Que atravesamos por un ancho camino.


El camino entre los árboles nos lleva a una pista forestal por la que giramos hacia la izquierda.


Y que nos sumerge de nuevo en una densa niebla.


Niebla que ya nos acompañará hasta el final del camino.


Inundando los pinares de pequeñas gotas de agua.


Y convirtiendo el recorrido en un cuento de los hermanos Grimm.



Un cuento por el que nos movemos sin prisa porque no queremos que se acabe.


Y que nos lleva sin remisión a la central de La Cebadilla donde por desgracia termina nuestro camino.


Bueno Jose, no hace falta que te diga que ha sido todo un placer y que cuando vuelva de las vacaciones lo volveremos a intentar, a ver si el tiempo nos deja. Un abrazo máquina.


martes, 18 de diciembre de 2012

Refugio Poqueira por La Cebadilla.


Altitud Máxima: 2.474 m
Altitud Mínima: 1.488 m
Desnivel: 984 m
Distancia: 6,4 Km
Tiempo: 3 h 6 '
Dificultad Técnica: Fácil
Track: Wikiloc

Son las doce y diez de la mañana y estoy recogiendo a Jose Luis en su casa de La Herradura. Nuestra idea es ir esta tarde al Ref. Poqueira para pasar la noche y subir mañana al Mulhacén. La predicción dice que esta noche va ha hacer viento pero que mañana mejorará.

Aparcamos el coche en la central eléctrica de La Cebadilla y para las dos y cuarto estamos ya andando.


Nada más empezar el recorrido vamos cogiendo altura por un paisaje de castaños, pinos y árboles secos no por ello menos bonitos.


El final del otoño nos regala sus colores durante la ascensión.



Una vez alcanzados los 1.700 metros aproximadamente caminamos a media ladera durante un rato sin perder ni ganar altura considerablemente.


Cuando bajamos hasta el río varios árboles secos se cruzan en el camino y Jose se encabezona en quitarlos de en medio.


Vamos disfrutando del camino, al estar encañonados no notamos el viento que sin duda si hay en altura.


Nosotros seguimos a lo nuestro en una tarde en que tenemos la montaña para nosotros solos.


Este paisaje es una pasada y me encanta ir oyendo el sonido del río mientras caminamos.



Un río que cruzamos varias veces durante nuestro camino.


Y que por supuesto no perdemos la ocasión para afotarnos pasando por estos puentecillos de piedra.


La vereda está marcada por unos postes con el PR A 23 y con hitos de piedra, con todo y con eso llevo un track en el GPS. Si nos perdemos seré el dominguero más inútil del mundo.


Ya estamos cogiendo altura y se empieza a notar el viento. Pronto llegaremos al cortijo de las acequias donde hemos pensado parar a comer algo y disfrutar del paisaje.


Al llegar al cortijo nos esperaba el cortijero al que invitamos a comer, pero ante la falta de respuesta por su parte Jose se acercó a decirle algo. -Dejalo Jose, se ve que está el hombre absorto en sus pensamientos.


Y por fin llega el mejor momento del día, la hora de comer. Jose dice que el suyo es una chapata, el mio más bien parece una babucha, pero saben a gloria.


Con las barrigas llenas nos ponemos otra vez en marcha, el refugio ya está cerca, pero nos esperan unas rampitas durillas, casi 400 metros de desnivel en poco más de un kilómetro.


Una mirada atrás hacia las Alegas y Cerrillo Redondo nos avisa que el sol empieza a caer.


Y las nubes lenticulares dan una idea del viento que ya empieza a soplar con más fuerza.


Pero no hay problema, el refugio ya está cerca y su chimenea nos espera para calentarnos.


Bueno tío, pues ya estamos aquí.


Mientras dejamos las mochilas y los bastones en la entrada un gato se acerca a darnos la bienvenida. Lleva puesto el abrigo de invierno.


A nosotros no nos hace falta. Una cerveza y una lumbre es nuestra mejor recompensa.


Y como encima no hay nadie más en el refu tenemos el comedor enterito para nosotros solos. Todo un lujo, al igual que la riquísima cena que nos preparó Clara.