jueves, 5 de mayo de 2011

Refugio Poqueira por la Hoya del Portillo

Distancia total (ida y vuelta): 17,30 Km
Altitud mínima: 2.045 m
Altitud máxima: 2.598 m
Tiempo total: 5 h 8'
Tiempo en movimiento: 4h 12'

Este post también podría llamarse "Primer intento fallido al Corredor norte del Puntal de la Caldera", pero creo que es mucho mejor tomárselo como un buen día de entrenamiento en el que he disfrutado de La Sierra y de la compañía.

El plan era subir a hacer noche al Poqueira y salir bien tempranito hacia el Collado del Ciervo, desde donde pasaríamos a las vertientes norte.

El miércoles 4 Alfonso me recogía en casa y a eso de la una del mediodía pasábamos por Pampaneira y como no llevábamos prisa, fue imposible no pararse a comer algo en Casa Julio, donde estuvimos en la gloria.

Tras poner a tope nuestras baterías a base de migas y pollo con salsa de almendras llegaba el momento de irlas descargando de camino al refugio.

Dejamos el coche al pié del cortafuegos, unos 2 Km antes del area recreativo del portillo.

Desde aquí el cortafuegos se encarga rápidamente de ponernos las piernas a tono con unas rampitas que en menos de media hora te suben hasta los 2.380 m.

Las nubes que cubrían el cielo nos hicieron mucho más cómoda la subida, aunque cuando mirabas al sur tapaban parcialmente la vista del mar.

Una vez llegados hasta casi los 2.400m hay una desviación en el camino muy bien indicada, que lleva por un terreno ya mucho más llano y aunque en esta cota todavía hay nieve se puede andar perfectamente sin mojarte las zapatillas.


Ya se empiezan a formar los famosos túneles de nieve que mi amigo Alvaro tiene tantas ganas de ver.

A la cota 3.600 aproximadamente hay otro desvío muy bien indicado a la izquierda desde donde el camino nos lleva a descender unos 100m para dejarnos en 2,2 Km en el refugio, no sin antes cruzar un par de neveros que cortan el camino.


Eran las cinco menos algo cuando llegamos y aunque la temperatura no era muy alta...

...si era más que suficiente para estar sentados fuera al solecito esperando a que dieran las 8:00 para cenar y meternos en el sobre que a las 4:00 sonaría el despertador.


Así matamos el tiempo hablando con unos y con otros y viendo a las cabras, ya más que acostumbradas a la gente, chupando las paredes del refu, imagino que por la sal del cemento.


Después de cenar y antes de acostarme salí a llamar a Natalia y tuve la suerte de poder mandarle esta foto con el móvil. Lastima que no estuvieras allí cariño.

Como decía antes, el despertador sonó al las 4:00 y cual no fue mi sorpresa al ver que Alfonso se encontraba muy fastidiado, había dormido poco y mal y tenía un dolor de cabeza que lo estaba martirizando. Me dijo que un desayuno y un par de pastillas se le pasaba, pero no fue así, ya en el comedor yo ya me había tomado dos cafés, dos tostadas y dos magdalenas mientras el se sujetaba la cabeza con las manos y apenas había bebido un poco y comido nada. No fue difícil convencerlo para que se volviera a acostar y se quedó dormido rápidamente, pero yo con dos cafés en el cuerpo no podía, así que me puse a jugar al ajedrez con el móvil y cuando empezó a amanecer salí a hacer alguna foto.

Con las primeras luces sobre el Veleta.


Y sobre el pico Tajo de los Machos.

También me asomé al Río Mulhacén que baja desde la zona de La Caldera.

Pero como hacía bastante fresco y solo llevaba un forro polar, no me alejé mucho.

A esta hora también había cabras en las inmediaciones del edificio, aunque en esta ocasión haciendo cosas más típicas de su especie.

A las 9:00 más o menos Alfonso volvió a despertarse y se encontraba algo mejor, hasta tal punto que decidimos ponernos en marcha para la vuelta, dejando atrás vistas como estas.


Mientras bajábamos no podía dejar de pensar en lo afortunado que soy por poder disfrutar de estas salidas entre semana, cuando La Sierra se muestra más íntima y solitaria a ese reducido grupo de privilegiados que nos acercamos a Ella.

Espero que os haya gustado, yo como de costumbre disfruté de lo lindo.

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