jueves, 24 de febrero de 2011

Rjukan III

El cuarto día de escalada desembocó en lo que vinimos a llamar "descanso activo".

Resulta que buscando un sector nuevo, nos equivocamos en la aproximación y acabamos un "poco" perdidos. Después de pasar horas andando por nieve recién caída...

...y de que incluso alguno rompiera el hielo del rio y metiera los pies en el agua. Pero justo antes de que empezaramos a perder la paciencia...


...Sergio decidió que ese día no se iba a casa sin escalar una cascada por mucha nieve que se hubiera acumulado...


...y ni corto ni perezoso se decidió por una que ni siquiera salía en la guía a la que por supuesto bautizamos con el nombre de Sergiofossen. Cuando le preguntamos por el grado... no quiso hacer declaraciones.


Así que ese día llegamos a la cabaña con los brazos descansados, pero con las piernas... nada que no cure un buen plato de chorizo de ciervo gentileza de mis primos Antonio y Oscar.


El quinto día el mal tiempo y una fuerte nevada nos tuvo encerrados en al cabaña tooodo un laaargo día. Menos mal que Alfonso se llevó el ordenador y yo dos DVD´s de documentales de alpinismo y nos pegamos un maratón de cine de montaña y de siesta española.

El sexto día, frescos como lechugas nos lanzamos a por el sector que tan infructuosamente buscamos dos días antes y que ahora si que sabíamos donde estaba.


Pero cual no fué nuestra sorpresa cuando nos encontramos con casi todas las cascadas cubiertas con una cuarta de nieve polvo. Lo que me sirvió para un curso rápido de como la nieve puede transformar un hielo de excelente calidad en uno bastante podrido en poco tiempo.


Aún así escalamos las rutas LP-Plata WI3 a la que le sacamos dos tiradas diferentes...




Y también escalamos una cascada de dos largos llamada Knerten WI3.




Justo a nuestra derecha nos miraba y nos dejaba que la miraramos Hjemreisen WI4 de los duritos, una columna de hielo perfectamente vertical de poco menos de 20m que se nos antojaba demasiado dura para nuestras ya desgastadas energías. Otra vez será.

Aunque ese día solo hicimos cuatro largos, el cansancio acumulado nos mandó para casa no muy tarde, lo justo para hacer la compra en el super antes de hacerse de noche.

Para el último día de escalada queríamos hacer algo diferente. Una ruta larga en pared, de grado asequible para nuestros marchitos brazos de la que pudieramos disfrutar los cuatro a la vez.

El día no amaneció precisamente calentito...


...lo que presagiaba manos y pies poco sensibles y frío en las reuniones, pero como dice el refrán, sarna con gusto... pica lo justo.


Después de un par de cafés con chocolate y tostadas con jamón nos pusimos en marcha. En esta ocasión la aproximación es más putilla. Alrededor de una hora monte pa´rriba y con nieve profunda sin huella. Estupendo para no pasar mucho del todo.

La cascada en cuestión es Svaddefossen WI4 que según la guía es de tres largos, y según nuestras cuerdas de 60m, de algunos largos más.


Parecía asequible, pero al meternos en faena el hielo no estaba para muchas bromas.
Es una cascada tres estrellas, de algo más de 200m (si no me equivoco) y una pasada de vía.

Cuando llegamos a pie de via se escuchaba como corría el agua por debajo del hielo. Al principio no le dimos importancia (es frecuente que a algunas cascadas le corra algo de agua) pero luego fue determinante.


La vía hacía días que nadie la tocaba, no había huellas y debido a las nevadas de los días anteriores tenía algo más de 10cm de nieve en las partes más tumbadas del principio y del final. Unido a que al principio de la semana las temperaturas habían sido altas (incluso algún grado sobre cero). La cascada podrida.

El primer largo era una campa de nieve con hielo de poco fiar, clavabas el piolet y se hundía hasta la cruz y los crampones entraban hasta la bota.


En el segundo largo montamos la reunión al pie del primer resalte. Alfonso montó la primera reunión y Pedro la segunda un poco más arriba y más a la derecha. Yo inicio el tercer largo y paso por delante de Pedro y casi al salir del resalte metí el piolet y aquello sonó muy mal, sonó un CLOONNNKRK, que decía hueco, hueco, hueco.

Aquello no pintaba nada bien, decidí destreparlo y probar por otro lado. Más a la derecha de Pedro no tuve problemas, pero yo ya no dejaba de oír sonar el agua por todos lados.


Al llegar arriba seguí progresando, pero cuando estaba a unos 30m de mis compañeros ellos seguían oyendo mis golpes en el hielo como si estuviera junto a ellos.

Alfonso me dice: - Fran, monta una reunión y rapela, que nos vamos para abajo.

Pero los tornillos entran en el hielo podrido como si fuera corcho. Así que con todo el miedo del mundo pero despacito y con buena letra me dispuse a destrepar el largo entero.

Cuando por fin llegamos abajo, unos helados y otros reventados, solo queríamos llegar a la cabaña, entrar en calor y descansar.

Solo tengo estas fotos del segundo largo y las que hicimos desde la carretera, no estaba el día para muchos reportajes.

Creo que no me equivoco si digo que a todos se nos quedó una espinita clavada con esta maravilla de cascada, que esperamos sacarnos en un futuro. Pero ese día tocó cursillo intensivo sobre las condiciones variables del hielo... y aprobamos.

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