jueves, 15 de octubre de 2015

Ascensión al Harder Kulm desde Ringgenberg


Distancia: 14,19 Km
Tiempo: 4 h 38'
Altitud máxima: 1.433 m
Altitud mínima: 548 m
Desnivel positivo acumulado: 909 m
Dificultad técnica: Moderada
Track: Wikiloc

Al día siguiente de mi paseo hacia Grindelwald amaneció con algunas nubes, pero la predicción del tiempo era buena, así que me puse en marcha para mi siguiente actividad.


Había pensado en hacer algo sencillito para no machacarme mucho, ya que aún me quedaba toda la semana por delante, pero que tuviera buenas vistas y poca gente. Había leído sobre el Harder Kulm en un libro de Victor Riverola Jekaterina Nikitina. La ruta que describen parte desde Interlaken, pero ya se sabe, buscando un poco en internet se encuentra rápido una ruta alternativa desde casi cualquier sitio. Así que me monté en la bici y me dirigí desde el camping hasta el centro del pueblo, donde la dejé para continuar a pié por una empinada calle que me llevó por encima del núcleo urbano.


A partir de este punto se van alternando pequeñas praderas verdes...


... con zonas más boscosas.


Siempre en ascenso, eso si.


Esa mañana había nubes bajas y al poco rato me metí entre ellas.


Me encantan los bosques con niebla. Le da a todo un aire mágico, como de cuento para niños.


Por desgracia esto no duró mucho y cuando ya creía empezar a ver a los duendecillos escondiendose entre los árboles, salí por encima de las nubes y el sol volvió a brillar.


Más o menos por aquí empecé a sentir molestias en los pies. Me había puesto unos calcetines bajos y parecía que las zapatillas me empezaban ha hacer rozadura, así que me paré y me cambié los calcetines por otros más altos y a seguir pa'lante. La verdad que estaba disfrutando mucho del paseo y no pensaba pararme por una simple rozadura.


Cuando se abría un claro entre los árboles podía ver como poco a poco iba cogiendo altura sobre el valle.


Pero el camino sigue subiendo sin pausa, algunas veces fuertemente.


Llegados a un punto me encontré una señal que parecía que estaba de coña. De verdad se vá al Harder Kulm siguiendo dos direcciones opuestas ?


Pero claro, si leo un poco más también dice Rundweg, osea, ruta circular. Así que si, se puede ir por los dos lados y encima se llama Elfenweg, ruta de los elfos. No, si al final voy a tener rezón y me voy a encontar algún duendecillo.

Decidí tomar el camino de la izquierda que me pareció más evidente ya que el de la derecha me alejaba de mi destino.


Y al poco rato me empecé a cruzar con mucha gente. Ok, ya he llegado.


En el restaurante que hay en la cima, se puede, si las nubes lo permiten, de unas vistas fabulosas sobre Interlaken...


... el Thunersee...


... e incluso de las cimas del Eiger, Münch y Jungfrau. Aunque hoy solo se intuían tras las nubes.


También se puede disfrutar, y eso si que no me lo impedían las nubes, de una cervecita en la terraza en compañía del muñequito que me había dejado mi hija Naila. Imagino que para que papá no se sintiera muy solo esa semana en la caravana.


Una vez me hube rehidratado correctamente, volví a metere a mi silenciosa compañera en la mochila y me dispuse a recorrer esa ruta circular que me llevaría de vuelta al punto donde me econtré el cartel del Elfenweg.


Y al rato me volví a encontar con la niebla.


Por aquí iba yo caminando tan agusto cuando de pronto me empezó a doler el pie otra vez. Vaya, parace que al final me estaba saliendo una rozadura. Paré, me quité la zapatilla y el calcetín y me encontré con dos buena ampollas bien hinchaditas. Meeeeeenos mal que llevo Compeed. Me las cubrí bien las dos, me volví a calzar y cuando voy a recoger la mochila me encuentro con esto. Me la como?, no me la como?  Mejor la dejo ahí, no? :-P


La mayor parte del camino de vuelta la estaba haciendo sin perder prácticamene altura, incluso subiendo en algunos tramos. Pero de pronto eso cambió. Unas carihuelas empinadísimas me bajaban directamente hacia el valle. Una fiesta para las rodillas, vaya.


Y para cuando me quise dar cuenta, no sin antes darme un par de resbalones buenos que me hicieron comprobar la firmeza del suelo con mi culo, ya estaba de nuevo llegando a Ringgenberg.


Donde poco después llegué a donde me esperaba mi bici...


... que me llevó de vuelta al camping donde me dispuse a terminar la jornada como lo había terminado el día anterior, con una cervecíta, algo de música y un poco de lectura junto al lago.

2 comentarios:

  1. Muy original la entrada, parafraseando la imagen de la entrada anterior al final...
    Que alegría poder ir en bici, aparcarla, marcharse al monte, y que a la vuelta no haya desaparecido la montura... aquí en España eso es inviable... al menos en el Sur.
    Menos mal que ese elefantito te hizo compañía, tocayo.
    Un abrazo.

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  2. Hombre Fran, que tal va todo por ahí? Ya veo que bien. De vez en cuando me dejo bajar al sur leyendo vuestras salidas y me dejo subir al cielo oyendo la musica que compartes en tu Facebook. Todo un lujo tocayo.
    Un abrazo.

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