domingo, 23 de agosto de 2015

Conociendo al Ogro.


Distancia: 60,33 Km
Tiempo: 7 h 48'
Altitud máxima: 1.792 m
Altitud mínima: 564 m
Desnivel positivo acumulado: 1.588 m
Dificultad técnica: Fácil
Track: Wikiloc

Tras dos años soñando con unos días de vacaciones en la montaña por fin ha llegado el momento, y el sitio elegido es Interlaken. Dispongo de 5 días para hacer lo que la meteorología y mi forma física me permitan. La primera no me preocupa mucho, si me llueve que me llueva, ya me secaré. En cuanto a la segunda... sé que estoy poco entrenado así que debo elegir las actividades con humildad.

Lo que figura en primer lugar en mi lista de deseos es conocer el famoso Eiger y ver su legendaria cara norte. Así que por la mañana temprano me monto en la bici y me pongo en marcha. Salgo desde Ringgenberg, que luce así de bonito con las primeras luces del sol.


Para posteriormente cruzar Interlaken en dirección a Wilderwil.


Una vez en Wilderwil, cruzo el río Lütschine por un típico puente de madera cubierto,


para remontar el curso por su orilla derecha en dirección sur, hacia Gündlischwand.


El camino es una pasada de bonito y cada rincón esconde algo sorprendente.


A partir de Gündlischwand se coge altura con rapidez y por algún que otro repecho iba yo con la lengua fuera.


Menos mal que a partir de Lütschental la cosa se vuelva a poner más suave.


Al llegar a Grindelwald, o más bien un poco antes de llegar al núcleo urbano de Grindelwald, alrededor del kilómetro 23 de recorrido, dejé la bici atada a una valla y continué a pie.

Mi intención era una ruta circular por delante de la cara norte del Eiger y si era posible ascender el Tschuggen, que por su ubicación debería ser un mirador fantástico hacia la famosa pared.

Al poco de empezar a caminar me encuentro frente a mi justo lo que andaba buscando.


Desde aquí lejos ya impone, pero no me quiero imaginar lo que tiene que ser meterse en faena con más de 1.500 metros de pared encima de la cabeza. Acojonante. Bueno, yo a lo mio, que es seguir soñando y disfrutar del día y del paisaje, que detrás mía están el Wetterhorn y el Mättenberg, que son dos montañones que también se las traen.


A medida que voy avanzando y acercándome al Eiger voy tomando conciencia de la magnitud de esta pared y ya de camino me voy dando cuenta de que el cielo se está empezando a cubrir. Daban lluvia para mañana pero parece que a este ritmo la cosa se va a adelantar.


Al echar la vista atrás puedo ver que ya he ido cogiendo algo de altura y que por ahí también hay algunas nubes que antes no estaban.


Pero mientras si mientras no yo tiro para arriba que para eso he venido y así voy entrando y saliendo de bosques...



... a pequeñas praderas...


... donde puedo volver a contemplar el magnífico paisaje que me rodea.


En la parte más alta del recorrido ya no hay bosque, pero no son los árboles los que me quitan la visión, si no la niebla y las nubes que empiezan a amenazar con lluvia.


No es tanto por que llueva o no llueva (llevo mi GoreTex y el rain cover de la mochila), como por la falta de visibilidad que creo que va llegando la hora de volver. Alcanzar la cima por alcanzarla sin ver el paisaje que ofrece (valle de Lauterbrunnen, Eiger, Münch, Jungfrau, valle de Grindelwald....) no me aporta más que una cumbre para apuntar a mi lista, así que me paro bajo el alero del tejado de una caseta para comer algo y ponerme el Gore, puesto que ya ha empezado a llover, y para abajo.



La lluvia va pasando de intensa a muy intensa, pero que más da. Es mi primer día de vacaciones y estoy justo donde quiero estar y aunque ya voy chorreando, nada ni nadie me pueden quitar la sonrisa de la cara.


Menos mal que de vez en cuando se abre algún que otro claro entre las nubes que me permiten despedirme del Ogro.


Dos horas me paso caminando bajo el chaparrón para llegar de nuevo a Grindelwald, pero no pasa nada, ahora voy a tener otro par de horas para poder disfrutar de la bici bajo la lluvia.



El río bajaba cubierto de una especie de niebla formada por la humedad ambiental y la diferencia de temperatura entre el aire y el agua del río, y cuando me metía en esta niebla se notaba bastante el frío. Sea como fuera me resultó un bonito fenómeno natural. Otro espectáculo más con los que nos regala la Madre Naturaleza.


Ya entrando de vuelta a Wilderwil paró de llover,


lo que me permitió atravesar Interlaken sin prisas y hacer algunas fotos más.



Y llegar a Ringgenberg...


... donde me pude dar una buena ducha de agua caliente y disfrutar de una merecida cervecita.

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