sábado, 24 de noviembre de 2012

La Maroma desde el Robledal


Altitud Máx: 2.066 m
Altitud Mín: 1.160 m
Desnivel: 906 m
Distancia: 17 Km
Tiempo: 5 Horas
Dificultad técnica: Baja

Hacía ya muchos meses que no hacíamos algo de montaña juntos Jose Luis y yo, y eso es algo que no se puede permitir, sobre todo porque con él siempre me lo paso genial. Y que mejor manera de volver a las andadas que subir a La Maroma. Para mí iba a ser la primera vez, para Jose la segunda.

Tras salir de La Herradura a las 8:15 llegamos a la zona del Cortijo del Robledal 1 hora después.


El sitio está precioso, con los colores del otoño en su apogeo. Lástima que yo sea tan malo sacando fotos.


Y a las 9:30 echamos a andar Jose Luis...


... Morgan y yo.


El principio de la ruta transcurre por una zona boscosa (de reforestación, claro) que mezcla varios tipos de pinos con algunas especies de hoja caduca. 


El camino discurre por una pista forestal con una pendiente continua pero poco pronunciada y se hace muy agradable pues vas ganando altura poco a poco y las piernas se van calentando progresivamente.

A Morgan eso de ir progresivamente no le va tanto y está como loco correteando por aquí y por allá como un niño con zapatos nuevos, pero eso si, siempre que se aleja un poco se para a esperarnos.


A esta zona de bosque mixto le sigue un pequeño encinar al que no debe darle mucho sol pues es raro ver tanto musgo por estas latitudes.


Nosotros vamos siguiendo nuestro camino por una ruta inusualmente bien marcada con postes de madera y flechas rojas.


 Pero aunque no fuera así, el bueno de Morgan tiene un 6º sentido para saber por donde va el camino, vamos, ni que se lo hubiera estado empollando la noche anterior.


Y detrás de Morgan... su mejor amigo. Jose tio, vaya espaldicas tienes. Como dice mi amigo Victor: "Que Dios me libre de tener que pelearme nunca con un tío como tu".


Al poco rato llegamos a un collado a la izquierda del camino que nos regala unas magníficas vistas y donde a provechamos para desabrigarnos un poco.


Y poco después volvemos a ponernos a caminar tras los pasos de Morgan.


Tras este collado el desnivel se vuelve un poco más pronunciado y se cogen cerca de 300 metros de altitud en muy poco tiempo.


Terminado en otro collado con unas vistas panorámicas que dejan ver entre otras cosas el pantano de los Bermejales y Sierra Nevada.


Donde hicimos otra paradita para beber y sacar algunas fotos. Hacia el este...


... hacia el oeste...


... y hacia el sur, hacia nuestro objetivo, que se veía coronado por las nubes.


Desde aquí el bosque desaparece dando paso a los matorrales y a un paisaje más pedregoso.


Dejando a la vista algunos de ellos con coloraciones realmente curiosas.


Ya cerca se divisa la zona del Salto del Caballo, que no estoy muy seguro si se llaman así los tajos o el collado, o los dos.



A partir de aquí el sendero es un poco más dificultoso, pero nada de especial cuidado, por lo menos en las condiciones en las que nos lo encontramos, imagino que con nieve será otro cantar.



Por aquí el paisaje es más agreste, pero no por ello menos atractivo.


La niebla nos acompañó durante el resto del camino hasta la cima, pero sin causar ningún problema. Bien es cierto que es interesante llevar un GPS por lo que pueda pasar.



A mi personalmente me encanta la niebla en la montaña, no sé, le da a todo un toque especial, como más intimo...


... eso si, te priva de las vistas que según todo el mundo son espectaculares desde aquí. Pudiendo llegar a verse el españolísimo Peñón de Gibraltar y la costa de Africa.


En la parte alta vamos siguiendo los hitos de piedra para no perder la ruta...


...y vamos pasando por las sucesivas cumbres secundarias, que creo que son dos.


Hasta que de pronto aparece entre la niebla el eje geodésico, la cima principal.



Donde paramos media hora para sacarnos la obligatoria foto de cumbre, comer algo, beber y disfrutar de las vistas.


Y tras charlar un rato con un señor ingles que llevaba 20 años en Mijas pero que aún no había tenido tiempo para aprender algo de nuestro idioma (eso si, el tío, con 72 tacos andaba como una liebre) nos dispusimos a volver sobre nuestros pasos y a disfrutar del descenso de la montaña.



Al ir perdiendo altura la niebla se fue disipando y dejando a la vista un bonito paisaje del que todos fuimos disfrutando.


Y cuando digo todos, es todos.


Al ir bajando Jose me explico el porqué del nombre de la Sierra de Tejeda, y por lo visto es por los tejos que en otros tiempos vestían sus laderas y de los que ahora quedan solo unos pocos ejemplares...



La verdad es que ha sido una excursión que me deja muy buen sabor de boca, mucho más bonita de lo que me había imaginado. Colmada de paisajes grandiosos y de pequeños detalles que nos alegran la vista.



Y el gusto.


Muchas gracias Jose, a ti y a Morgan por este día tan bueno que hemos pasado juntos. Ya te lo he dicho alguna vez y no me canso de repetírtelo, ¡ eres un tío muy grande !

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