Distancia: 26,16 Km
Tiempo: 6h 24'
Desnivel positivo acumulado: 560 m
Desnivel negativo acumulado: 473 m
Dificultad técnica: T1
Track: Wikiloc
Una etapa de 26 Km no requiere madrugar mucho, o eso pensé yo sin saber el solazo que me iba a pegar al mediodía 😅. El caso es que tras mucho dormir y un desayuno sin prisas me puse a caminar a primera hora de la mañana por un camino de tierra entre campos verdes.
Verdes y con muchas florecitas.
Siempre en dirección norte y al poco de salir del pueblo de Almadén de la Plata sigo camino por una dehesa de encinas.
Y voy cruzando fincas y cortijos donde los animales, acostumbrados al paso de los peregrinos, me observan con aburrimiento.
Hacia el kilómetro 7 un arroyo desbordado me hace elegir entre descalzarme para cuatro pasos o caminar un rato con los pies mojados, así que evidentemente me descalzo...
En esta parada conozco a Abril, una chica mexicana que ha venido desde el otro lado del Atlántico sólo para hacer el camino y que me muestra una ampolla bajo una uña. Cosa que por desgracia conozco de primera mano y aunque no quiero desanimarla le sugiero que se tome un descanso y se la cure antes de seguir caminando.
Y así, entre sombras de encinas y pequeñas lagunas voy sumandole kilómetros a mis zapatillas.
Y no puedo dejar de hacer fotos a mi alrededor de lo bonito que está el campo esta primavera.
Hasta que tras unos 14 kilómetros llego a la localidad del Real de la Jara.
Donde con el calor que hace, al único que encuentro en la calle es a este simpático lince con el que me hago un selfie.
Y paro a tomarme una coca-cola bien fresquita en uno de esos bares de pueblo donde cada frase que se escucha o se lee vale su peso en oro 😂
Al salir del pueblo otro arroyo desbordado que me hace descalzarme, pero esta vez con muy buenas vistas.
Son las ruinas del castillo medieval de las torres, silencioso testigo del paso del tiempo.
Los campos de flores me siguen acompañando todo el camino haciendo que por momentos me olvide del calor que estoy pasando.
Aunque llega un momento que ni flores ni historias, y los últimos kilómetros de camino se convierten en una cuenta regresiva hasta llegar a Monesterio, donde me permito un lujo y me alojo en un hotel de carretera pero que tiene una cama cómoda y una ducha para mi solito 😁
Esa noche conocí y compartí cena con el que sería mi compañero de andaduras durante unos días. Un austriaco muy simpático llamado Walter.
Continúa por aquí...
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